lunes, 7 de febrero de 2011

Máquinas que sí


Siempre me encantó el título de este libro: nada malo podía venir de algo llamado "La maquina de pensar en Gladys". Con una amiga hablábamos de que a la hora de encarar a Levrero es muy importante el orden de la lectura de sus libros. Yo arranqué con "La novela luminosa" (en la que me fastidiaron bastante sus divagues de viejo pajero); después leí "El discurso vacío" y quedé un cacho cansada de la autorreferencialidad. Mi amiga empezó con novelas propiamente dichas (la llamada trilogía involuntaria) y se re copó con los delirios que a mí me pasparon.

Volviendo a "La máquina...", cuando hace algunos años quise comprarlo me encontré con una edición desagradable. No sólo parecía fotocopiada: era tan berreta que no tenía márgenes, apenas un par de milímetros que traslucían la miseria de los editores (a los que era fácil de imaginar torturando al diseñador para que metiera más texto en menos páginas y abaratar así los costos de impresión).

Cuestión que cuando me enteré de que Irrupciones sacaba una reedición me puse a saltar en una pata. Me la compré en la presentación y recién ahora, después de las vacaciones, le hinqué el diente. Con este libro me reconcilié con Levrero y me dieron ganas de leer más. Si bien el nivel de los cuentos es un cacho desparejo, hubo dos que me dejaron con la boca abierta: "La casa abandonada" y "La casa de pensión". Ambos me provocaron muchísima ternura: hay imágenes hermosas que van desde mujeres en miniatura que retozan en una bañera hasta el asesinato negligente e irremediable de tarántulas domesticadas por un vecino de cuarto japonés. Un amigo me dijo que para él "La casa de pensión" era un despliegue de virtuosismo innecesario y pedante. Yo ni me di cuenta de que en todo el cuento había una sola oración: fue como si una mano invisible me llevara, a las corridas, por un espiral que provocaba una leve sensación de borrachera. De las que hacen sonreír.

4 comentarios:

  1. http://elboulevard.com.uy/portal/letras/216-rescatando-al-maquinista-luminoso.html

    Concuerdo con lo de la edición de Arca; lo único que vale la pena es el prólogo de Gandolfo.

    De acá, "El sótano" es genial. Y "La casa de pensión" es una prueba del uso del lenguaje en sinergia absoluta con lo que se narra; las oraciones son tan entreveradas como los pasillos.

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  2. Posiblemente tenga razón quien te dijo que hay que leerlo con un orden. A mi me prestaron tres y los agarré al tun tun. El primero que comienzo (no recuerdo el nombre)me entretiene desde el principio pero inmediatamente describe una situación tan asquerosa y agresiva con un niña que tuve que tirarlo a la mierda.

    Todavía la tengo grabada en mi cabeza, como algo horrible que me quiero arrancar, operar, pero cada vez que se nombra a Levrero vuelve. Y sí, pensé "viejo pajero" y cosas peores.

    Se puede decir que leí tres páginas y por ahora no pienso volver.
    Un beso,
    ElsaKito

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  4. Sólo leí un libro de Levrero "Nick Carter....", y me pasó todo lo que les pasó a Uds. tres. Sentí asco, sentí que había cosas al pedo y sentí que el tipo era un "Mostro" (no podés escribir así ¿cómo hacés?). Todas esas cosas me llevan a querer más.
    Lorena

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