sábado, 11 de diciembre de 2010
Policial nórdico 3 - Jo Nesbo
Después comerme en inglés las 520 páginas del libro, hoy me enteré que está traducido al español. No se si en Uruguay se encuentra, pero por lo menos existe.
El detective Harry Hole es más parecido a Sam Spade que a Wallander, pero con preocupaciones similares a las de Mankell y Stieg Larsson. Si bien en los dos úlimos autores las secuelas de la Segunda Guerra Mundial están presentes, en El Petirrojo (The Red Breast) es el tema de ayer y de hoy.
El hoy tiene que ver con jóvenes soldados noruegos, ahora viejos, que fueron al frente ruso en 1942 para luchar contra los bolcheviques incorporándose a las Waffen SS y participando del sitio a Leningrado (para mi sorpresa allí también había australianos). La novela a veces nos lleva a las trincheras heladas en la URSS donde comenzamos a conocer a esos soldados, y luego en varios capítulos estamos en la Oslo de hoy.
Al igual que en Larsson y en Mankell, están presentes los neo-nazis actuales, que son tratados por Nesbo con igual desprecio que sus colegas suecos: aquí ningún nazi "de verdad", de la vieja guardia, ningún soldado de la Wafen SS se raparía ni andaría mostrando sus tatuajes con la esvástica, ni andaría por ahí disfrazado. Esos son idiotas a veces útiles para trabajos sucios, los verdaderos son invisibles y a veces están en el poder. Más o menos así piensan en el libro los viejos noruegos que sobrevivieron al sitio a Leningrado.
Es cierto lo del "trabajo sucio" de los skinheads, o que sus actividades cuando están aburridos son el andar con un bate de baseball buscando inmigrantes. Todo esto hace recordar bastante a El regreso del profesor de baile, de Mankell.
Pero en realidad lo que la novela nos quiere mostrar es una Noruega hipócrita, pasiva durante la II Guerra, con políticos corruptos, con un rey despreciable para algunos noruegos, que se escapó al exilio y después volvió aclamado como si hubiera hecho algo positivo. Además, se nos aclara especialmente que la resistencia a los nazis, que fue mínima durante la ocupación, se magnificó por quienes escriben la historia oficial.
En este panorama, escrito de forma apasionante, los personajes se desenvuelven, van y vienen junto a Harry Hole, detective alcohólico y fumador, desordenado y emboscado, que no sabe bien qué pasa mientras nos cuenta una parte de la historia de Noruega.
"Yo tenía esperanzas de que el príncipe tirara un balde de agua fría sobre los llamados buenos noruegos, quienes habían estado sentados como espectadores pasivos durante cinco años sin levantar un dedo por ninguno de los dos bandos, esos que ahora gritan pidiendo venganza contra los traidores", piensa uno de los noruegos soldado de la Wafen SS una vez terminada la guerra..
También nos enteramos por medio de un detective austríaco, cuando Harry tiene que hacer un viaje a Viena, que "Austria es un país un poco particular. Aquí no celebramos el día que Hitler capituló, sino que celebramos el día que los aliados dejaron el país." (traducción libre mía).
Creo que tendremos más novela nórdica por bastante tiempo, por suerte. Al pasado siempre hay alguien que lo trae para entender el presente.
Y para terminar, les cuento que cuando Harry se enamora, se enamora de verdad y te lo creés. De duro y casi sin palabras, de golpe te sorprende contándote que se le sale el corazón y cómo se siente.
Ahora, me voy a leer algo de la historia de Noruega y de paso de Suecia. El odio de algunos noruegos a los rusos en la WW2, tenía que ver con el pacto Hitler-Stalin y también con el anticomunismo. Pero es más complicado, por supuesto que hay más cosas y vale la pena leerlas.
¡A no payar más EK, por favor! Menos mal que este blog se llama Sin Rigor. Si alguien quiere aportar sus conocimietos, bienvenido/a sea.
ElsaKito.
The Redbreast - El Petirrojo - The Redstrupe
Arde Londres
sábado, 4 de diciembre de 2010
Mamífero insectívoro cubierto de púas
"La elegancia del erizo" fue el tercer libro de mi vida adulta que leí sin ninguna recomendación. Me lo mandó de regalo una profesora de un liceo en el que había trabajado en Francia y quedó ahí, en la biblioteca, juntando polvo por más de un año. Mis dos experiencias previas habían sido un desastre: una novela malísima de una uruguaya pseudoaristócrata que me pasó una amiga y un policial que me compré en un aeropuerto con un tono condescendiente insufrible. No tengo ni idea de por qué decidí jugármela por tercera vez (pero qué agallas, señores).
miércoles, 24 de noviembre de 2010
Cortázar y Onetti
martes, 23 de noviembre de 2010
El hombre de los círculos azules - Fred Vargas
Desde el inicio Adamsberg llama la atención, por su forma de ser suave y por el caos de su cabeza que le lleva a rechazar los métodos de investigación habituales. El sabe que tiene que esperar que algo venga, que algo se le ordene en su interior. Mientras, dice "no sé", "aun no lo sé", lo que puede llegar a exasperar a su colaborador Danglard. Como se conoce a sí mismo, se apoya en quienes tienen otra forma de investigar, los respeta y los oye, pero él está sumido en sus sensaciones y deja que éstas fluyan mientras nosotros, o al menos yo, lo acompaño encantada. Es que el pobre no puede andar diciendo a cada rato lo que tiene en la cabeza, que unas veces es nada y otras una serie de intuiciones sin pruebas de ningún tipo.
Casi al final, antes de ir a la comisaría para darle punto final a la investigación, Jean-Baptiste nos entretiene con su fastidio sobre la ropa. Y lo copio por una razón: yo muchas veces me siento igual.
"Lo que me gustaría es encontrar un atuendo universal. Entonces compraría treinta ejemplares y ya no tendría que preocuparme del problema de la ropa hasta el fin de mis días. Cuando le expliqué eso a mi hermana, lanzó un grito. La sola idea de un atuendo universal le espanta.
Me gustaría encontrar un atuendo universal para no tener que preocuparme por eso."
Y un poco más adelante, ya en el trabajo, se sienta a coser el bajo del pantalón, tarea que realiza muy bien mientras Danglard lo observa.
Los otros personajes son todos interesantes. Mathilde con sus pequeños "ataques metafísicos", el ciego Charles (tan hermoso que llama la atención), la vieja Clémence, el amor o amores del comisario, etc. @ElsaKito
Título original: L'homme aux cercles bleus
Ediciones Siruela
lunes, 15 de noviembre de 2010
Un arma en casa
En la Sudáfrica post-apartheid los protagonistas son una pareja de profesionales de clase media, su hijo arquitecto y un abogado, negro. El motor de la historia arranca cuando un amigo del hijo, mensajero de males (¡Adivino de males!,dirían en la Ilíada) les avisa que el arquitecto mató de un balazo en la cabeza a otro amigo. "Algo terrible ha pasado", y eso da pie a una larga reflexión de Gordimer sobre la sociedad sudafricana, la violencia de todos los días vista con indiferencia en la tele (¿parecido a Uruguay?) y como la vivís cuando de golpe se te instala en tu casa. La vida aletargada de la pareja cambia para siempre mientras tratan de comprender, durante todo el libro, por qué su hijo pudo llegar a matar.
Ellos reflexionan, van descubirendo cómo era la vida de ese hijo con el cual tenían una relación lejana aunque no se dieran cuenta: en realidad no sabían nada. Contratan a un abogado negro muy competente, lo que pone más interesante la historia. Con estos componentes la novela se mete en la realidad política del país inmediatamente después de las elecciones que finalizaron con el apartheid y con los efectos que éste tuvo en las personas, blancas y negras.
Tiene momentos muy interesantes, por ejemplo cuando la pareja es invitada a una cena en la casa del abogado. Allí se encuentran con una familia extendida donde no se sabe bien quién es quien, sin protocolos, muy diferente a la de ellos. Los comentarios de la pareja sobre el abogado y los pensamientos del abogado sobre la pareja, también son ilustrativos. Tal vez el libro tiene demasiada disertación moral, que se repite, o un distanciamiento que no logró entusiasmarme totalmente. No lo sé, pero igualmente se los recomiendo. @ElsaKito
sábado, 13 de noviembre de 2010
Flower power
Bueno, es un hecho. No tengo personalidad. @ElsaKito me dice que pare de estudiar y escriba algo y acá estoy, cumpliendo con sus órdenes.
jueves, 11 de noviembre de 2010
Policial nórdico 2 - Asa Larsson
A Sam Spade y a Marlowe lo peor que les podía pasar en California era morirse de calor o empaparse con la lluvia. En el Artico, si meás a la intemperie hacés una escultura y si se vuela tu gorro se te congelan las orejas y tal vez te las corten. Pero no todo es tan horrible, la autora te transmite también el enorme placer que se siente al revolcarse en la nieve, jugando.
martes, 2 de noviembre de 2010
Las chicas B: Emilia
Tenía "Cumbres borrascosas" en la mira desde hacía varios años. La primera vez que leí algo fue en la prueba de ingreso de traductorado (un fragmento re cortito) y no entendí mucho qué carajo estaba pasando (era una de las primeras escenas, en las que el fantasma de Cathy trata de entrar a la casa y termina con el brazo cortado). Después, en clase, Lindsay nos contó la historia. Yo me esperaba algo bastante lineal y un final feliz pero la cosa se complicaba: había amores no consumados, una cobarde, un tirano medio sádico, incesto, muertes, fantasmas, maldiciones transmitidas de generación en generación.
martes, 19 de octubre de 2010
New York, New York
lunes, 18 de octubre de 2010
Policial nórdico
De Mankell leí 12. Como todos los otros policiales suecos o noruegos que leí posteriormente, son novelas de denuncia sobre sus sociedades. Según este autor, el discurso oficial del gobierno sueco ha colado fuerte en la población, que lo replica y así es la imagen que mayormente se tiene de Suecia en el exterior. Los leí casi sin parar por el placer de conocer más del país al mismo tiempo que me atrapaba la trama. Así me entero del grado de rechazo a los refugiados e inmigrantes acompañado de un resurgimiento de skinheads. Pero, estos últimos serían solamente una cresta tonta de algo mucho más profundo que existe desde la Segunda Guerra Mundial: un ejército sueco preparado para recibir con un abrazo a los nazis, que la neutralidad no fue tanta y todo explota con el asesinato del primer ministro Olof Palme y de la ministra de relaciones exteriores Ana Lindh. También se ocupa, al mismo tiempo que critica al racismo y la xenofobia, de mostrar la permeabilidad de las fronteras suecas por donde entra droga, "mafias del Este", trata, etc.
En El retorno del profesor de baile, un personaje dice: "Este país, por ejemplo, o Europa misma, está a punto de estallar en mil pedazos por dentro a causa de su desprecio por la debilidad, por el furor contra los refugiados, por el racismo. Por todas partes lo veo y me pregunto si, en el fondo, tenemos capacidad para oponer la resistencia necesaria".
En El hombre inquieto tenemos de fondo histórico a la antigua Alemania Oriental con sus servicios secretos y la CIA. Es apasionante leer sobre aquellos submarinos "rusos" que se habían visto en el Báltico y que fueron denunciados en la prensa internacional como soviéticos, de los que después no se supo más nada. ¿Se acuerdan? En este libro, donde se despide de su personaje Wallander, podemos leer: "Nadie quería conocer la verdad que Wallander creía haber encontrado. Pensó en los soldados suecos enviados a Afganistán. Eso jamás habría sucedido de no haberlo impuesto como exigencia los norteamericanos. No lo hicieron abiertamente, sino de forma tan solapada como sus submarinos, que con el beneplácito de la marina y los políticos suecos, se ocultaron en nuestras aguas a principios de los '80".
Me gustó, me interesó el tema. Pero la encontré muy reiterativa en relación a las quejas de Wallander sobre la vejez. Una y otra vez lo mismo, casi con las mismas palabras. En la mitad del libro, cuando llegaba el lamento daban ganas de leer en diagonal para seguir con la trama de los submarinos.
En otras se mete a fondo con la violencia hacia las mujeres, con la trata, y en El cortafuegos utiliza un hacker para que lo ayude en la investigación. No fue solamennte Larsson.
Mis preferidas son Los perros de Riga y El chino. Los perros tiene un ritmo muy rápido y te mete dentro de Letonia, un mundo desconocido para mí. Sumamente interesante, con un Wallander dudoso (como siempre), valiente y desobediente. Hasta tiene que cagar de apuro en una papelera y agarrar unos papeles de una carpeta. Muy humano.
El chino es magnífica. Un recorrido fascinante por China, EEUU y Suecia, sin Wallander pero no importa. Comienza con sus personajes en China a fines del Siglo XIX con la presencia occidental, el tráfico de miles de chinos para trabajar en EEUU, nuevamente en la China de Mao, Londres, etc. El tráfico y el maltrato en EEUU tiene sus consecuencias que llegan hasta la Suecia de hoy. La trama policial te atrapa y no te larga mientras hacés ese paseo por la historia. Esa es la gracia del libro. @ElsaKito
(Continuará.con Äsa Larsson)
domingo, 26 de septiembre de 2010
Érase una vez Ernesto
Cada vez que viajo trato de traerme todos los libros que puedo, porque son mucho más baratos que en Uruguay y porque puedo conseguir cosas en inglés y en francés. Esta vez estoy bastante cargada. Cuando llegué me compré dos en el aeropuerto (un policial de Fred Vargas y otro de Amélie Nothomb) y cubrí la cuota permitida por mi valija. Hasta que me encontré con una edición de bolsillo de la Historia del arte de Gombrich a 15 euros.
Hace años mi prima Male me habló del libro por primera vez y hace bastante que le tengo ganas. Male se lo compró sin conocerlo por una nota que leyó un domingo en el diario a propósitio de una reedición. Ahí citaban la introducción, en la que Gombrich dice que no le interesa hablar con palabras difíciles para legitimar su erudición y que se propone escribir una historia del arte didáctica y simple. Ya desde ahí me cayó simpático el ejercicio. Y aunque tengo la sensación de que estoy actuando como una señora paqueta tratando de comprarse un poco de cultura, me da pila de ganas de que alguien me cuente este cuentito antes de irme a dormir.
Me da ternurita esta visión del arte un poco políticamente incorrecta y relativista cultural. El libro fue escrito en los sesenta y se nota. Gombrich se toma el trabajo de explicar que no todo tiene que ser "lindo" y llena de comillas la palabra "primitivo". Me molestó un poco, justamente, que en la primera parte intentara explicar la función mágica del arte con ejemplos medio bobotes sin hacer alusión al primitivismo de las religiones contemporáneas. Por ahora voy por Grecia y se lee como una novela.
martes, 31 de agosto de 2010
Richard Ford
En verano había terminado los libros que me había llevado para afuera (al menos los que tenía ganas de leer) y agarré uno prestado medio al voleo. Resultó ser "The lay of the land". Leí algunas páginas e interrumpí la lectura por dos motivos: i) estaba demasiado en plan vacaciones y me dio pereza leer en inglés y ii) me enteré de que era el último de una trilogía y me pareció razonable tratar de empezar por el principio. Igual creo que el motivo más fuerte fue la pereza, como siempre.
A la vuelta de las vacaciones el libro quedó con su dueño y, unos días después, me regalaron "El periodista deportivo", el primero de la trilogía. Empecé a leerlo y me enganché enseguida con la historia del periodista, ex-escritor-de-vuelta-de-todo que te enseña cómo es la vida con cuatro frases geniales.
Lo que no me terminaba de cerrar era que el protagonista "recién" estaba por cumplir 39 años. ¿Qué puede saber uno de la vida a esas alturas?! (Bueno, está bien... un poco, pero a veces es más reconfortante pensar que el futuro nos va a dar la oportunidad de descartar la puerta que esconde al chancho y finalmente nos vamos a quedar con el televisor color, aunque sea mentira).
El libro me mantuvo muy enganchado durante los dos primeros tercios. Ya cerca del final se me empezó a hacer un poco cuesta arriba la reiteración de "los desencantos inevitables, la corrosión de las ambiciones, el aprendizaje de los placeres mínimos que permiten sobrevivir", como dice la contratapa de la edición de Anagrama. ¿Quién quiere dejar de aspirar a los placeres máximos?! En todo caso, como probablemente ya quedó claro, seguramente es más un problema mío que del libro (bueno, al final de cuentas esto es leyendo sin rigor...).
Ya importándome menos el hecho de saltearme el libro del medio ("Día de la independencia"), hace unos días volví a pedir prestado "The lay of the land" y, finalmente, ayer decidí meterme nuevamente con Frank Bascombe, ahora con 55 años y reconvertido en agente inmobiliario, que se recupera de una operación de próstata, se consuela con saber que tiene aún menos oportunidades para cagarla en la vida y se prepara para pasar el día de acción de gracias con su primera esposa y sus hijos. Ya les contaré...
viernes, 27 de agosto de 2010
Bienvenido Bob, mi amor
¿A qué viene todo esto? Bueno, porque leyendo el cuento Bienvenido, Bob considero que solamente en Tontovideo o Tontouruguay se puede insistir en que no hay una tensión erótica entre el narrador y Bob. Los argumentos en contra son atendibles aunque limitados: que es la envidia a la juventud de Bob y la venganza posterior al verlo más viejo o gastado como él era antes.
Otra: que Bob es el espejo de su hermana (Inés, casi inexistente en el relato), o que el cuento refleja su herida nacrcisista. Bien, de acuerdo también. Pero yo simplemente pongo a consideración algunos fragmentos del cuento -tal como hice con amistades que nunca lo habían leído- y les pregunto qué les sugiere. Por supuesto que dando por sentado que leerán todo el texto, si no, no vale.
Les adelanto que Bob es el hermano de la novia del narrador, personaje sin nombre que vive pendiente de él en todo el cuento, no de su novia. De ella nunca dice que la ama, sino que finalmente "siente la necesidad de casarse", necesidad inducida por el "rechazo-seducción" de Bob. La rivalidad que se da entre los dos hombres es el centro del cuento, en cambio el noviazgo con Inés no tiene casi importancia. Sin embargo Bob y el narrador tienen una carga emotiva muy fuerte.
"Casi siempre solo (Bob), escuchando jazz, la cara soñolienta, dichosa y pálida, moviendo apenas la cabeza para saludarme cuando yo pasaba, siguiéndome con los ojos tanto tiempo como yo me quedara, tanto tiempo como me fuera posible soportar su mirada azul detenida incansablemente en mi, deteniendo sin esfuerzo el intenso desprecio y la burla más suave". (...)
"A veces me sentía fuerte y trataba de mirarlo, apoyaba la cara en una mano y fumaba encima de mi copa mirándolo sin pestañear, sin apartar la expresión de mi rostro que debía manterse frío, un poco melancólico. En aquel tiempo Bob era muy parecido a Inés, podía ver algo de ella en su cara a través del salón del club, y acaso alguna noche lo haya mirado como la miraba a ella".
No pienso que sea un cuento gay, sino que tal vez haya que verlo dentro de la visión masculina de Onetti y su preferencia por lo andrógino. Es un cuento homoerótico. No se si él era consciente, pero para mí es obvio.
miércoles, 25 de agosto de 2010
Las chicas B: Carlota
El primer libro que leí de las hermanas Brontë fue Jane Eyre. Teníamos que leerlo porque en clase íbamos a estudiar Wide Sargaso Sea, de Jean Rhys.
Cuestión que estaba de viaje, encontré una versión potable y barata de Jane Eyre y le entré. Voy a decir una barbaridad, pero enseguida me teletransporté a mi infancia, a la época en que leía cuanta novela de Enid Blyton hubiera por ahí. No pude parar hasta terminarla (y eso que estaba de viaje y que tenía que pasear y cumplir con mis obligaciones de turista). Creo que ya lo dije por acá, pero este disfrute me parece un mérito en sí mismo y hace que valga la pena leer la novela: la lectura de las aventuras de Jane fue deliciosamene adictiva y me generó esa desesperación alucinante por terminarla queriendo, al mismo tiempo, que no se acabara nunca.
Pero en un punto no dejaba de ser la historia de una huerfanita adoptada por una familia malvada, que huye para trabajar como institutriz y que, predeciblemente, termina enamorándose del señor de la casa. Tuve varias discusiones con Elsa y, en clase, con Lindsay sobre esto. ¿Cuál es la diferencia entre Jane Eyre y un culebrón lleno de estereotipos? La respuesta es, como podría esperarse, un poco de perspectiva histórica: por primera vez en una novela un personaje femenino aparece como sujeto independiente, con una visión del mundo y un proyecto personal propio. Por supuesto, entiendo esta argumentación y no soy tan idiota como para pensar que todos los críticos y académicos se equivocan y que yo tengo razón. Pero me gusta leer las novelas como si fueran contemporáneas (de nuevo, cuando es por puro placer y no cuando estoy estudiando) y busco que sea la escritura misma, o la anécdota, la que me parta la cabeza (algo parecido me pasa con Jane Austin pero este post ya está quedando bastante largo as it is).
Ojo, no todo es lineal en Jane Eyre: hay un personaje súper complejo y moralmente ambiguo que, en la novela, es TODO: Rochester. El hijo de puta tiene a una mina encerrada en el ático por años como el peor de los torturadores, sin el más mínimo remordimiento. Leí la novela hace tres años y no tengo la anécdota tan clara en mi cabeza pero, si mal no recuerdo, su peor pecado es estar todavía casado y haberle mentido a Jane, y no el detallecito del cautiverio de la "loca" en su conveniente cárcel personal. Esta parte es como un agujero negro increíble en la novela, algo que no cierra y que, en mi humilde opinión, la redime. Y habilita que salgan maravillas como Wide Sargasso Sea.
Ta, quería hablar también de Cumbres Borrascosas pero me estoy zarpando. La sigo después.
jueves, 19 de agosto de 2010
Libros sobre libros
lunes, 16 de agosto de 2010
Margaritas
En tres semanas me voy de viaje. Cuando terminé Sea of Poppies me avivé de que voy a ver a un amigo que hace un año me regaló un libro que nunca leí: Le marin de Gibraltar, de Margarite Duras (sí, lo estoy leyendo en francés; en español debe ser algo como -oh, misterio- El marinero de Gibraltar). Así que acá estoy, expiando mis culpas.
Siempre se me entreveraron las dos Marguerites: Duras y Yourcenar. Una vez mi vieja apareció con la versión traducida por Cortázar de Memorias de Adriano y no le di bola. No sé, creo que fueron mis prejuicios por el género de las biografías, auque el hecho de que estuviera traducida por Jules hizo que quedara en el limbo de los libros que algún día iba a leer. Al final terminé leyéndolo prestado en Francia, sin la traducción del compañero argentino. Me acuerdo de los chusmeríos de Roma, de una parte medio mística en un lugar extrañísimo en donde se sacrificaba el amante o algo así de Adriano (un hombre, by the way). También me acuerdo de cuando habla de la esclavitud con una cabeza medio contemporánea que sonaba un poco rara, y de cómo se preparaba para la muerte y elegía a su sucesor. Ah, y de su mujer, a la que no le daba ni cinco de bola. Relacionándolo un cacho con Sea of Poppies, lo bueno en Memorias de Adriano es que no existe una pretensión didáctica, o al menos no es tan evidente.
Volviendo al marinero y a la Duras: el libro tiene una introducción que nadie pidió en la que, sin avisarte, te cuentan TODO el argumento. Marguerite, decime por favor que no tuviste nada que ver con esto porque perdés varios puntos. Así que bueno, ya sé de qué va la historia (un tipo con un laburo de mierda y en una relación de mierda, totalmente sepultado por la apatía y medicoridad de su vida, larga todo en el medio de un viaje a Italia por una mujer que persigue un amor imposible. O algo así). Recién voy 50 páginas, on verra.
martes, 10 de agosto de 2010
Amapolas II
Está también el tema de lo didáctico. En mi cabeza hay como una oposición pelotuda entre lo didáctico y lo estético (sí, ya sé, suena medio grandilocuente, sorry). Algo así como que Faulkner hablando del sur de EEUU sin dar muchas explicaciones es la mejor manera de entender qué carajo pasó. Yo no sabía un sorete sobre la guerra del opio y sobre la vida en la India colonial de principios del siglo XIX. En términos prácticos la novela rinde: es súper entrenida (lo cual es un valor en sí mismo) y, de yapa, aprendés un montón.
sábado, 31 de julio de 2010
Amapolas
Va este post rapidito porque me muero de la ansiedad de estrenar el blog. Estoy leyendo Sea of Poppies, del indio Amitav Gosh (en español se llama "Mar de amapolas"). Empecé a leer libros en inglés y francés meramente por una cuestión didáctica y ahora me convertí en una fetiche insoportable que no lee traducciones, aunque muchas veces no entienda un sorete. Sigo con el libro: lo empecé a leer hace poco, a regañadientes. Mi prima me lo prestó hace unos meses y me perturba tener libros prestados en la vuelta. Digo a regañadientes porque tiene 500 páginas y, definitvamente, no es muy rutina-laboral-friendly. Cuestión que después de que pasé las primeras 50 páginas me recontra enganché. Es como un culebrón increíble en la previa a la guerra del opio. Sigue a varios personajes que van a coincidir en un viaje en barco a las Islas Mauricio. Ya pasé la mitad, después chusmeo más. Es una historia re bien contada y hace que me reencuentre con el placer de las novelas policiales. Ampliaremos.