jueves, 14 de agosto de 2014

Ernesto

Una quiere hacerse la leída y resulta que no sabía que Hemingway se había suicidado (ni hablar de leer alguno de sus libros). Cuestión que una cosa me llevó a la otra y hace poco gugleé algo así como: "Cuál es la mejor novela para empezar a leer a Hemingway". Una búsqueda perezosa por los primeros resultados hizo que Fiesta (The Sun Also Rises) terminara en mi kindle. Me compré una edición con introducciones varias a cargo de hijos y nietos del señor que nos ocupa (en realidad un hijo y un nieto, pero daba la impresión de que eran muchos) y eso me dio un poquito de contexto, que nunca viene mal.

Algunas cosas que me gustaron o llamaron la atención:

1) Paris, por supuesto. La primera parte de la novela sigue a un grupo de expats (gringos, británicos) por la ciudad en los años 20. Entre ellos está el protagonista, Jake, su ex-amante Brett, y su amigo Cohn. Van de café en café, de cabaret en cabaret, tomando licores diversos desde el mediodía y paseándose en taxis (¡carruajes!) hasta la madrugada. Además escriben, leen, van al teatro, cranean escapadas al campo, el mar o a Sudamérica (¿pueden creer que uno de los personajes quiere ir a Uruguay después de leer La tierra purpúrea?). Exactamente mi idea de una vida perfecta. Después la novela sigue en Pamplona, donde se desarrolla la mayor parte de la acción con las corridas de toro como escenario principal.

2) Brett, A.K.A. Lady Ashley.  Es la protagonista femenina y nuestra ídola absoluta. Me maravilla su independencia, cómo hace lo que se le canta sin rendir cuentas a nadie. Es una inglesa recién divorciada de un señor con título que mientras espera a su nuevo prometido (un gringo en bancarrota, si mal no recuerdo) se va con quien se le da la gana, ya sea un viejo millonario griego, un boxeador con issues de autoestima literaria o un torero de 19 años. No soy ninguna autoridad en literatura contemporánea, pero me imagino que personajes como Brett no son muy frecuentes hoy en día. Si bien en su vida hay dramas, inseguridades e infantilismos, Lady Ashley no pide permiso ni pide perdón. Y nunca se menciona ningún tipo de conflicto por su vida sin hijos o con demasiados maridos.

3) La palomez de quien escribe. Recién al final, después de leer la introducción (porque las introducciones se leen al final, ¿nocierto?), me avivé de que la herida de guerra de Jake (de la primera guerra, para ser más exactos) lo había dejado impotente. No me cerraba la relación platónica de Jake y Brett, y me devanaba los sesos hipotetizando sobre las razones por las cuales el amor físico se había terminado para siempre. No le digan a nadie que empiezo un doctorado en literatura en setiembre.

Au revoir.

@analiala